viernes, 26 de mayo de 2017

PROSOCIAL

CONDUCTA PROSOCIAL
Se trata de una conducta que un sujeto realiza en beneficio de otro, en libertad de elección y sin recompensa aparente para su ejecutor. Entre las diversas teorías explicativas de la conducta Pro social y que en conjunto proyectan un panorama un tanto confuso y fragmentado sobre el tema, nos centraremos en cuatro de ellas por considerarlas las más completas y de mayor coherencia, las cuales son:
1. Teoría Normativa
• La conducta Pro social está influida por el grado de obligación moral que lleva a un individuo a realizar acciones de ayuda específicas.
• En una situación concreta, los sentimientos de obligación moral se generan por la activación de la estructura cognitiva de normas y valores del individuo.
• Estos sentimientos pueden llegar a ser neutralizados al cuestionarse el sujeto la relevancia o conveniencia de esa obligación.
2. Modelo de Ayuda debido a Reacciones Emocionales Este modelo, propuesto por Piliavin y Piliavin (1969) defiende que la respuesta emocional ante las necesidades de los demás juega un papel importante en la determinación de ayudar. Si, por ejemplo, de forma inesperada vivimos la escena de un accidente automovilístico en el que una mujer joven está en el suelo inconsciente, es probable que experimentemos dos tipos de emociones cualitativamente distintas:
• Por un lado, viviremos un grado subconsciente de tensión personal en el que se mezclan sentimientos de alarma, molestia, contrariedad y aflicción y que podríamos resumir diciendo que sentimos una sensación de horror.
• Por otro lado, quizá experimentemos un cierto grado de inquietud empática, al identificarnos con la accidentada y seamos invadidos por sentimientos de compasión, ternura, cordialidad y simpatía hacia ella. Es decir, estaremos afligidos por ella.
3. Modelo de Ayuda debido a Situación de Emergencia Se trata de uno de los modelos más conocidos de conducta de ayuda, elaborado por Darley y Latané (1970), quienes sostienen que en la vida cotidiana vivimos sucesos que para nosotros son habituales, incluso esperados, pero en ciertos momentos vivimos situaciones de emergencia que se distinguen por ser inusuales, que implican amenaza o peligro real, altamente imprevisibles, de rápido desarrollo, en las que el individuo que las vive, apenas tiene tiempo de pensar qué postura de acción tomar, ya que requieren una decisión urgente e inmediata.
4. Modelo de Ayuda por Aprendizaje A lo largo de todo nuestro proceso de socialización nos han enseñado que hemos de ayudar incluso sin esperar recompensa.
Diversos agentes socializantes nos inculcan el bienestar de los demás como un bien interno. Podemos señalar cuatro razones diferentes para ayudar, aprendidas todas ella: - Aprendizaje por observación - Aprendemos que ayudar puede ser reforzante. Las recompensas materiales directas son reforzadores eficaces de las conductas de ayuda. - Aprendemos unas normas que nos dicen que hemos de ayudar a los que tienen necesidad en ciertas situaciones. - Aprendemos a auto-recompensarnos por ayudar. Al actuar altruistamente nos convencemos a nosotros mismos del tipo de persona buena y solícita que somos.
La Agresión Las teorías de los instintos han sido blanco de muchos ataques, de los cuales uno se centra en el tema de los mecanismos naturales de liberación. Muchas teorías afirman que ciertas especies animales tienen mecanismos innatos que los llevan a agredir en determinadas situaciones, pero éstos no han sido identificados en muchas especies ni en la humana, Zing Yang Kuo (1930) crió varios gatitos con madres ratoneras. Otros en aislamiento y otros más en la compañía constante de ratas. Después de algún tiempo, los gatitos ya crecidos fueron puestos en presencia de ratas. Ochenta y cinco por ciento de los que habían sido criados con las madres ratoneras cazaron esos animales, en comparación con sólo 17 por ciento de los criados con ratas.
La segunda crítica a la teoría de los instintos atañe más directamente a la agresión humana. Si los seres humanos somos agresivos por instinto, sería de esperar que hubiera muchas semejanzas en la clase y la intensidad de los actos de agresión; sin embargo, una de las características principales de nuestra agresión es su diversidad. Algunos son violentos a menudo, en tanto que otros lo son rara vez.
Unos usan armas y otros hieren con las palabras. Algunos agreden en forma directa y abierta; Otros lo hacen en forma pasiva. Las culturas también varían enormemente tanto en el grado de agresión que manifiestan como en las formas de expresarla. En 1990 se realizó un estudio de las naciones con mayores índices de homicidios.
El primer lugar correspondió a Estados Unidos. Ajustando las diferencias demográficas, en aquel país murieron asesinadas cuatro veces más personas que en Escocia, que ocupaba el segundo lugar. Los índices más bajos se encontraron en Austria y Japón (Fingerhut y Kleinman, 1990). También es más probable que en Estados Unidos se cometan más homicidios con armas de fuego. En 1987, hubo 4 223 homicidios, en comparación con 62 en Canadá, 34 en Australia, 13 en Israel y sólo 4 en Dinamarca. (Para más sobre las diferencias culturales en la agresión, véase el análisis de la “cultura del honor” del sur estadounidense en el cuadro 10.1.) Si la agresión fuera un puro instinto humano no afectado por el ambiente, esperaríamos que hubiera más semejanzas en los tipos y las cifras de homicidios cometidos en el mundo. Concepto de Actitud Las actitudes son las predisposiciones a responder de una determinada manera con reacciones favorables o desfavorables hacia algo.
Las integran las opiniones o creencias, los sentimientos y las conductas, factores que a su vez se interrelacionan entre sí. Las opiniones son ideas que uno posee sobre un tema y no tienen porque sustentarse en una información objetiva. Por su parte, los sentimientos son reacciones emocionales que se presentan ante un objeto, sujeto o grupo social. Finalmente, las conductas son tendencias a comportarse según opiniones o sentimientos propios. Las actitudes orientan los actos si las influencias externas sobre lo que se dice o hace tienen una mínima incidencia.
También los orientan si la actitud tiene una relación específica con la conducta, a pesar de lo cual la evidencia confirma que, a veces, el proceso acostumbra a ser inverso y los actos no se corresponden, se experimenta una tensión en la que se denomina disonancia cognitiva.
Existen tres tipos de componentes en las actitudes y son: componente cognitivo, componente afectivo y componente conductual.
2.1 Componente Cognitivo Es el conjunto de datos e información que el sujeto sabe acerca del objeto del cual toma su actitud. Un conocimiento detallado del objeto favorece la asociación al objeto, se caracteriza por:
Fijación. Las actitudes tienen un carácter bastante fijo, estable, endurecido, no se trata de simples opiniones. Las actitudes se diferencian de las opiniones en la cantidad y la calidad que tienen a determinar el comportamiento y porque la afectividad que provoca es bastante acusada. Por lo que es muy difícil modificar actitudes.
• Singularidad o sencillez. El componente cognoscitivo de las actitudes es bastante claro y sencillo.
• Confusión valor/actitud. El valor es más abstracto y el objeto de aplicación mucho más amplio que en la actitud.
• El proceso de adquisición de los valores y las actitudes es el mismo, por medio del proceso de socialización de las personas. Los principales transmisores de valores son la familia, la escuela y el grupo de iguales.
• Concienciación. La mayor parte de las veces el contenido de las actitudes no es consciente.
El comportamiento congnoscitivo se evalúa a través del comportamiento de las personas. 2.2 Componentes Afectivos: Son las sensaciones y sentimientos que dicho objeto produce en el sujeto. El componente afectivo de las actitudes viene mejor definido por ser sentimiento que emoción (agradable-desagradable, placer-dolor, felicidad, alegría-tristeza...). Las emociones se pueden medir mediante índices físicos, los sentimientos en cambio no. El sujeto puede experimentar distintas experiencias con el objeto estos pueden ser positivos o negativos.
2.3 Componente Conductual: Son las intenciones, disposiciones o tendencias hacia un objeto, es cuando surge una verdadera asociación entre objeto y sujeto. Para intentar predecir conducta habría que tener conocimiento sobre la parte actitudinal, necesidades del sujeto, normas morales y sociales del momento que guían el comportamiento, tener constancia de factores contextuales... Las actitudes ayudan como preeditores de comportamiento, pero no es una relación directa causa-efecto, sino una predisposición. Las actitudes tienen mucho interés para los psicólogos porque desempeñan un papel muy importante en la dirección y canalización de la conducta social. Las actitudes no son innatas, sino que se forman a lo largo de la vida. Éstas no son directamente observables, así que han de ser inferidas a partir de la conducta verbal o no verbal del sujeto. La Influecian Social La influencia social consiste en el ejercicio del poder por parte de una persona o grupo que influyen en la conducta de los demás. La influencia social está considerada más como un cambio conductual que como uno de actitudes o emocional.Se identifican tres tipos de respuesta a las presiones de la influencia social (Kelman,1961 ) Como veremos, diversas formas de poder individual y presión de los grupos dan como resultado diferentes tipos de opinión y cambio de conducta. La primera respuesta a la influencia social es la sumisión.
Cuando la gente se somete, acepta sin más ciertas influencias sociales; en el caso de la sumisión no hay un cambio privado o genuino de opinión. Por ejemplo, como resultado de la presión de los compañeros, una estudiante participa en un mitin que exige que su universidad contrate más docentes de grupos minoritarios.
La sumisión es pública; es decir, no implica el cambio de opinión privada. Sin embargo, dos respuestas a la influencia social se caracterizan por un cambio genuino de opinión.
La segunda se llama identificación, y ocurre cuando un individuo adopta las normas de una persona o grupo que le agradan, admira y con quien busca establecer una relación. Acepta en privado las nuevas normas pero las conserva sólo el tiempo que dure su admiración por la otra persona o grupo. Por ejemplo, una estudiante participa de buena gana en los mítines por más docentes de grupos minoritarios mientras le guste uno de los líderes; cuando esta admiración termine, no sentirá interés por que se contraten más profesores.
La tercera respuesta a la influencia social que produce un cambio de opinión genuino al menos por un tiempo se basa en la congruencia entre la nuestra opinión y el sistema de valores general del individuo. Esta respuesta se llama internalización. La estudiante que participa en el mitin por los docentes minoritarios también cree en esa política porque coincide con sus valores ha internalizado los propósitos del grupo de protesta.
Es importante la distinción entre sumisión e internalización ya que nos permite anticipar como actuará un individuo cuando la presión de la influencia se haya terminado. Si el individuo se sometió a la presión de tina persona o de un grupo pero sus opiniones privadas son incongruentes, no esperaríamos que su conducta sea la misma una vez que la presión social e haya esfumado. Así, aquel cuya asistencia a las manifestaciones sólo reflejó una sumisión pública no pasara a otras acciones




Maria cristina Delgado




MALTRATO INFANTIL

Maltrato infantil 
El maltrato infantil se define como los abusos y desatenciones que reciben los menores de 18 años, incluyendo maltrato físico, psicológico o sexual que dañen su salud, desarrollo o dignidad o bien que pongan en riesgo su supervivencia. 



EL MALTRATO INFANTIL 
Es una enfermedad social, internacional, presente en todos los sectores y clases sociales; producida por factores multicausales, interactuantes y de diversas intensidades y tiempos que afectan el desarrollo armónico, integro y adecuado de un menor, comprometiendo su educación y consecuentemente su desenvolvimiento escolar con disturbios que ponen en riesgo su socialización y por lo tanto, su conformación personal y posteriormente social y profesional. 
 Por lo tanto; es un problema de interés comunitario, por lo que la sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad legal, moral y ética de asumir un protagonismo activo en todas sus formas, con el objeto de organizarse y hacer frente a este problema. No obstante, la responsabilidad primaria de responder al maltrato infantil radica en los organismos oficiales a nivel local de cada comunidad y en forma complementaria en otro tipo de respuestas que cada comunidad, a través de agrupaciones no gubernamentales hayan sabido organizar para hacer frente a este problema. 
 En la cotidiana realidad y en la mayoría de los casos, las víctimas no encuentran una respuesta adecuada en las instituciones oficiales que paradójicamente deberían brindar contención y ayuda para cortar con el ciclo de la violencia. 
Todos aquellos que de un modo u otro tienen o han tenido participación en esta problemática saben de la existencia de una enorme desproporción entre las necesidades para un eficaz abordaje a esta problemática y los limitados recursos que el Estado (municipio, provincia o nación) destina a tal fin. También suele angustiar la asimetría entre la urgencia de acciones que demanda un caso y el tiempo que el Estado suele tomarse para "encontrar" la respuesta.  Es habitual entonces que, ante la falta de una solución acorde a la urgencia o necesidad planteada, la ayuda llegue de parte de organizaciones no gubernamentales, de fundaciones, de profesionales independientes y aún dependientes de organismos oficiales pero que intervienen en forma particular, o peor aún, que esta ayuda no llegue nunca. 
Para hacer frente a un problema tan complejo como el maltrato infantil se requiere de un compromiso presupuestario nacional, provincial y municipal acorde con la magnitud y gravedad del tema que aquí tratamos. 
 Un niño es maltratado o sufre abusos cuando su salud física y su seguridad o su bienestar psicológico se hallan en peligro por las acciones infligidas por sus padres o por las personas que tienen encomendado su cuidado. Puede producirse maltrato tanto por acción como por omisión y por negligencia. Se considera que hay cuatro tipos de maltrato. Maltrato físico es cualquier lesión causada al niño como consecuencia de golpes, tirones de pelo, patadas, pinchazos propinados de manera intencional por parte de un adulto. También están los daños causados por castigos inapropiados o desmesurados. Es difícil distinguir cuándo termina la imposición de la disciplina mediante castigos físicos "razonables" y cuándo comienza el abuso. Quien utiliza el castigo físico argumenta que lo hace como último recurso, cuando otras alternativas correctoras menos expeditivas (y que entrañan mayor esfuerzo por parte de los padres), como las explicaciones y otros castigos o amenazas menores han demostrado su ineficacia. No tiene intención de lesionar, sólo pretende corregir una conducta inadecuada. Pero, con la excepción del "pequeño azote a tiempo"(considerado por muchos padres como necesario, aunque pervive el debate social al respecto), que es disculpable sólo cuando el niño se muestra refractario a cualquier otra forma de corrección, el castigo físico es un atentado contra la dignidad y la autoestima del niño, y puede causarle graves daños emocionales.



Seleste Chairez

PROSOCIAL

1. Esquemas universales de razonamiento 
No justificamos todas nuestras decisiones del mismo modo, ni uno mismo a lo largo de su vida  argumenta con razones idénticas: nuestra conciencia moral sigue un proceso de crecimiento o de madurez. 
Una de las funciones de la conciencia moral es la de formular juicios sobre lo que debemos hacer o tenemos que rechazar. Lawrence Kohlberg, psicólogo contemporáneo discípulo de Jean Piaget, ha estudiado el desarrollo de la conciencia partiendo del análisis de los juicios morales, especialmente a partir de los razonamientos que todos formulamos ante dilemas morales. Kohlberg llega a la conclusión que si bien las normas morales o los valores de una cultura pueden ser diferentes de los de otra, los razonamientos que los fundamentan siguen estructuras o pautas parecidos. Todas las personas seguimos defiende unos esquemas universales de razonamiento y, vinculados a la propia psicológica, evolucionamos de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más maduros y altruistas. 
2. Niveles y estadios 
Kohlberg considera que el desarrollo moral de una persona pasa por tres grandes niveles —el Preconvencional, el Convencional y el Postconvencional— cada uno de ellos contiene dos estadios o etapas. En total seis estadios de madurez creciente y con razonamientos morales diferentes. 
2.1 Nivel Preconvencional 
El nivel Preconvencional es un nivel en el cual las normas son una realidad externa que se respetan sólo atendiendo las consecuencias (premio, castigo) o el poder de quienes las establecen. No se ha entendido, aún, que las normas sociales son convenciones por un buen funcionamiento de la sociedad. Este nivel integra a los dos siguientes estadios. 
Estadio 1. Obediencia y miedo al castigo 
El estadio en el cual se respetan las normas por obediencia y por miedo al castigo. No hay autonomía sino heteronomía: agentes externos determinan qué hay que hacer y qué no. Es el estadio propio de la infancia, pero hay adultos que siguen toda su vida en este estadio: así el delincuente que sólo el miedo el frena. 
Estadio 2. Favorecer los propios intereses 
El estadio en el cual se asumen las normas si favorecen los propios intereses. El individuo tiene por objetivo hacer aquello que satisface sus intereses, considerando correcto que los otros también persigan los suyos. Las normas son como las reglas de los juegos: se cumplen por egoísmo. Se entiende que si uno no las cumple, no le dejarán jugar. Es un estadio propio del niño y de las personas adultas que afirman: «te respecto si me respetos», «haz lo que quieras mientras no me molestes». 
2.2 Nivel Convencional 
En este nivel, las personas viven identificadas con el grupo; se quiere responder favorablemente en les expectativas que los otros tienen de nosotros. Se identifica como bueno o malo aquello que la sociedad así lo considera. Este nivel integra el estadio 3 y el estadio 4. 
Estadio 3. Expectativas interpersonales 
En este estadio las expectativas de los que nos rodean ocupan el puesto del miedo al castigo y de los propios intereses. Nos mueve el deseo de agradar, de ser aceptados y queridos. Hacer lo correcto significa cumplir las expectativas de les personas próximas a un mismo. Es un estadio que se da en la adolescencia pero son muchos los adultos que se quedan en él. Son gente que quieren hacerse amar, pero que se dejan llevar por las otras: los valores del grupo, las modas, lo que dicen los medios de comunicación. 
Estadio 4. Normas sociales establecidas 
Es el estadio en el cual el individuo es leal con las instituciones sociales vigentes; para él, hacer lo correcto es cumplir las normas socialmente establecidas para proporcionar un bien común. Aquí comienza la autonomía moral: se cumplen las normas por responsabilidad. Se tiene conciencia de los intereses generales de la sociedad y éstos despiertan un compromiso personal. Constituye la edad adulta de la moral y se suele llegar bien superada la adolescencia. Kohlberg considera que éste es el estadio en el cual se encuentra la mayoría poblacional. 
2.3 Nivel Postconvencional 
Es el nivel de comprensión y aceptación de los principios morales generales que inspiran las normas: los principios racionalmente escogidos pesan más que las normas. Le componen el estadio 5 y el estadio 6. 
Estadio 5: Derechos prioritarios y contrato social 
Es el estadio de la apertura al mundo. Se reconoce que además de la propia familia, grupo y país, todos los seres humanos tienen el derecho a la vida y a la libertad, derechos que están por encima de todas las instituciones sociales o convenciones. La apertura al mundo lleva, en segundo lugar, a reconocer la relatividad de normas y valores, pero se asume que las leyes legítimas son sólo aquéllas obtenidas por consenso o contrato social. Ahora bien, si una norma va contra la vida o la libertad, se impone la obligación moral de no aceptarla y de enfrentarse a ella. 
Estadio 6: Principios éticos universales  
Se toma conciencia que hay principios éticos universales que se han de seguir y tienen prioridad sobre las obligaciones legales e institucionales convencionales. Se obra con arreglo a estos principios porque, como ser racional, se ha captado la validez y se siente comprometido a seguirlos. En este estadio impera la regla de oro de la moralidad: "hacer al otro lo que quiero para mí". Y se tiene el coraje de enfrentarse a las leyes que atentan a los principios éticos universales como el de la dignidad humana o el de la igualdad. Es el estadio moral supremo, el de Gandhi, de Martin Luther King y el de todas las personas que viven profundamente la moralidad. 
3. Avance progresivo por los diferentes estadios 
El desarrollo moral se produce siempre pasando progresivamente por los diferentes estadios, sin ningún tipo de salto evolutivo, sin volver hacia atrás. Es un desarrollo —ésta es una de los grandes tesis que defensa Kohlberg— que va vinculado al desarrollo psicológico de la persona. Sin desarrollo psicológico no hay desarrollo moral. Un doble desarrollo en paralelo que no es exclusivo de las sociedades occidentales sino que, atendiendo los resultados de la aplicación de comprometidos dilemas morales a personas de diferentes lugares del planeta, concluye que son esquemas de razonamiento universales 















Yazmin Esmeralda  Guzmán